El magnífico macizo del Cavall Verd figura entre los puntos más altos de la comarca y desde su atalaya se contempla una de las mejores vistas panorámicas de la Marina Alta. Por tanto, sus 800 metros de altitud consagran el hábitat ideal de culturas remotas, como constatan numerosos hallazgos prehistóricos y algunos testimonios silenciosos que los abrigos del valle esconden.
La historia empieza a tomar relevancia durante el apogeo del reino árabe de Dénia.
Deberemos remontarnos al siglo X e imaginar sobre la montaña de doble pico la silueta de un soberbio castillo, a caballo entre la leyenda y el rigor histórico, que a través de los siglos dio mucho que hablar.
El Castell del Pop formaba parte de un poderoso señorío que llegó a su máximo esplendor en el siglo XIII, bajo el gobierno de Al-Azraq. En esta fortificación natural, en la que se contaron hasta 18 castillos, el legendario caudillo se alzó en armas contra la invasión de Aragón provocando grandes contratiempos a la conquista de Jaume I, y consiguió mantener su soberanía hasta 1258.
Al-Azraq no sucumbirá el sentimiento de independencia de este pequeño reino de las montañas, y con el paso de los siglos, se convertirá uno de los últimos reductos donde los moriscos defendieron su permanencia al lado del mar.
Entre la realidad y la ficción recuerda la leyenda, que en el siglo XV habitó estos valles una mujer extraña, Ezme, que perteneció a los últimos representantes de la cultura morisca, después de habitar esta tierra durante más de siete siglos y de haberla perfilado con paciencia y respeto, fue obligada a abandonarla. Ezme recuperó de la memoria una vieja profecía, según la cual un fantástico caballo verde salvaría a su pueblo en los duros tiempos venideros. La hechicera morisca encontró la imagen libertadora recortada en el horizonte del valle: en su silueta vio la silla de montar insinuada entre los dos picos con escotadura en medio sobre el enorme lomo cubierto de verdor de la sierra. La profecía no se cumplió pero la silueta mantiene vivo el recuerdo de aquellos que se recluyeron en su cima reuniendo sus últimas esperanzas en el castillo del Pop a horcajadas de un caballo imaginario que nunca llegó.